Fría mañana. Salí al correr una milla a las seis.
8:26. Salida de Brugge Sin Pieter hacia Antwerpen Centraal. Desayuné en el camino: Brinta con nueces, un plátano, un café con leche y un croissant que compré en la estación.
El trayecto pasó por Lokeren, Sint-Niklaas y Beveren. Arrivé a mi destino a las 9:45. Aquí es necesario resaltar las belleza arquitectónica de la estación de Amberes, quizás la más bella del mundo.
Una vez instalado en mi apartamento salí con rumbo al Grote Markt y al ayuntamiento. Allí se encuentra también el monumento Brabo’s.
A escasos pasos está la Catedral de Nuestra Señora de Amberes: un lugar que emana poderío y grandeza. Pude admirar aquí la máxima obra maestra de Rubens, “El Descendimiento de la Cruz”, una obra completísima en términos de composición, color, luz. Una obra viva en toda la extensión de la palabra.
Por desgracia, las iglesias de San Paulo y San Jacobo se encontraban cerradas; solo pude visitar San Carlos Borromeo, la cual contenía dos altares pintados por Rubens y que se perdieron en el incendio de 1718.
Visité también el monumento de Rubens en Groenplaats.
Cené a hora temprana en Mercado: un espacio gastronómico global y contemporáneo donde se ofrecen servicios de restaurante, bar, y tiendas misceláneas. La comida no es memorable.
Ya por la noche asistí a la Opera Vlaanderen a presenciar Simon Boccanegra de Giuseppe Verdi.
Salí del recinto a las 22:30 y tomé el tranvía 5 había mi apartamento. La noche era fría.
Mañana visitaré los museos locales, incluyendo la casa de Rubens, y haré algunas compras.